En inmediaciones de Bahía Torito, Tierra del Fuego, se lleva a cabo un extenso proyecto de reforestación, que busca acelerar el proceso de recuperación del bosque nativo afectado por el gran incendio de 2012, a raíz de un fogón mal apagado, que dañó unas 1100 hectáreas.
Se trata de un proyecto conformado por 10 campañas, distribuidas en 5 años. Las mismas tienen lugar en las estaciones de primavera y otoño, épocas del año propicias para trasplantar especies. La técnica utilizada es la del “repique directo”, para lo que en primera instancia se establecen zonas llamadas “bancos”, donde es posible extraer las especies nativas en etapa temprana, para luego ser trasplantadas en la zona afectada, según un plan diseñado específicamente. El objetivo es plantar 20.000 plantines en cada campaña.
La coordinación general del proyecto está a cargo de la Delegación Regional AAGM, en la figura de Loreto Fernández, secundada por Luis Turi y un amplio grupo de colaboradores, entre los cuales se detaca Luciana Mestre, la bióloga a cargo de los aspectos técnicos del proyecto. También participan el Club Andino Ushuaia, el Club Amigos de la Montaña, el Club Andino Río Grande y la gente de Bahía Torito, entre muchas otras organizaciones.
Para comenzar con las campañas se recibieron fondos a través de Recursos Naturales en el marco de proyectos de Desarrollo de Actividades Sustentables (D.A.S.) de la Administración de Parques Nacionales.
Desde la organización se destaca que no sólo se trata de plantar árboles, sino de vivir una experiencia y sentirse útil desde el lugar que a uno le toca, dando importancia al significado que tiene el hecho de tener una de las zonas más prístinas, y de inigualable belleza. En este sentido, es que se promueve a generar la valoración del entorno como principal objetivo, además de generar participación, espacios de debates y aporte de ideas, entre otras cosas.
El presente otoño tiene lugar la tercera campaña, prevista hasta fin de mayo, que involucra la participación de gran cantidad de voluntarios e instituciones educativas.
La metodología busca trasplantar individuos de lengas y guindos en etapa temprana, que se encuentran en zonas llamadas “bancos”, para luego ser llevados a la zona afectada según áreas específicas previamente delimitadas. Los trabajos posteriores apuntan a realizar un relevamiento y monitoreo de las especies, con el fin de evaluar el grado de efectividad del proyecto.
Loreto precisó que “en este caso definimos dos tareas principales: una, es la de relevar datos para hacer un seguimiento del trabajo de campañas anteriores, es el primero que realizamos y aún los resultados están en proceso, otro aspecto, es avanzar con el proyecto buscando involucrar a voluntarios y diferentes instituciones educativas. En este momento estamos con escuelas de Río Grande y de Ushuaia”. “Los recursos de esta tercera etapa provienen de la Ley de Bosques y de Parques Nacionales”, agregó.