La Huella Andina no se pierde
El sendero Huella Andina volvió a ser recorrido íntegramente durante el verano 2017 por un joven platense, quien demostró que el proyecto no se borra.
Desde la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM) celebramos que un nuevo caminante ha completado todos los tramos habilitados del sendero Huella Andina. Esto demuestra que el proyecto sigue vivo y permite ser recorrido por una persona con entrenamiento físico, equipo de montaña y cierta experiencia en trekking. Desde la AAGM le haremos llegar el diploma y premio correspondiente, como hicimos con todos los que completaron su recorrido.
Huella Andina fue creada en el 2011 con el apoyo de numerosas organizaciones civiles, las provincias, Parques Nacionales y el Estado Nacional. Fue evolucionando, su traza se fue señalizando y comenzó a ser visitada por caminantes. La primera persona que completó todos los tramos habilitados fue una mujer, quien lo hizo en solitario, en el verano 2013, María Taurizano. Luego lo recorrieron otros. Este verano el tramo lo completo otro argentino, Martín José Lizondo Colomés, de 28 años, en su mayoría también en solitario.
La AAGM participó y apoyó desde el inicio del proyecto Huella Andina y continuará promoviendo su utilización. Las caminatas por las montañas permiten disfrutar de la naturaleza y realizar una actividad muy saludable y en plena libertad. Queremos que siga siendo así.
La Huella Andina está trazada y si bien hay senderos que pueden ser mejorados y rediseñados, permiten ser caminados. Para ello, no hay que esperar que intervenga el Estado. El proyecto continuará y se fortalecerá si cada verano más personas lo transitan, lo recorren. Y en ello no debería tener incidencia el apoyo o no de los gobernantes de turno.
Un sendero fantástico
“Huella Andina me dio la posibilidad de hacer lo que amo, caminar la montaña, pero a un nivel mayor por su extensión; cada día tenía que armar y desarmar campamento, estudiar el mapa, caminar horas y horas casi sin descanso. Fue un desafío que se transformó en las mejores vacaciones de mi vida”, explicó.
Inició el recorrido con un grupo de amigos, el 4 de enero y concluyó el sendero el 15 de febrero. Sus compañeros no tenían tanto tiempo libre y solo completaron los primeros tramos, pero aseguran que volverán al sendero, en próximas oportunidades.
Martín explicó que “el sendero troncal Patagonia Norte es un sueño hecho realidad para cualquier amante de la montaña. Podría competir tranquilamente con el Apalachian Trail (en Estados Unidos) y otros tantos senderos de largo recorrido del mundo. Parecen ser una tendencia creciente a nivel mundial y la Argentina tiene muchísimo potencial para ofrecer”.
El joven evaluó que “todo el recorrido deslumbra por su belleza. En sí la posibilidad de conocer la Patagonia Norte caminándola, no tiene comparación. El ritmo lento de la caminata obliga a uno a someterse al silencio del bosque, a entrar en cercanía directa con el entorno, con una profundidad creciente al pasar los días. La flora cambiante es un deleite. Uno puede apreciar la transición que se da entre el bosque de cohiue, ñires, lengas, las pampas, los mallines, etc. Poder seguir los ríos desde las nacientes hasta su desemboque, en una aventura que parece no terminar nunca”.
Además de la belleza de nuestros paisajes, está la posibilidad de la pesca deportiva. Yo llevé mi caña con mosca todo el viaje y me divertí muchísimo. Creo que podría ser un potencial alternativo: convocar pescadores para que hagan la Huella Andina “pescando”.
El estado general de los senderos me pareció bueno. Principalmente en el área del Parque Nacional Lanín hay muy buen mantenimiento y abundan las marcas. En el Lago Nahuel Huapi también, lástima que los tramos estén tan desconectados.
No obstante Martín también observó aspectos a mejorar y entre ellos enumeró la señalización en determinados tramos y falta de criterio común en los centros de informes. “Los folletos que se reparten están desactualizados. En algunos lugares me dijeron que la Huella existía, en otros que ya no existía más”, aseguró.
También dijo que “hay trazados que podrían ser mejorados y rediseñados y sugirió que en el Lago Baguilt habría que colocar un cartel que diga “fin de la Huella Andina”, algo simbólico para sacarse una foto de recuerdo.
“Sé que hay rumores sobre un presunto cierre o de que el proyecto sea descontinuado. Sería un error gravísimo e injustificable. No debemos esperar que el Estado lo dirija: tomemos las riendas, como se hizo en otros países”, evaluó.